Quién me entienda, que me compre…

28 Jul

Una vez, en mis años de bachillerato, una profesora a la que admiro mucho me dijo: “Marta, tú ets mig racional, mig sentiment». Creo que no pudo definirme mejor. La duda perenne, mi ambigüedad, va entrelazada a mi ADN, quizás por eso soy tan aficionada a hacer preguntas pero le temo mucho a las respuestas. ¿Qué clase de periodista voy a ser si parece que me da miedo la verdad? Pero no es del todo así, solo pretendo esconderme de las respuestas  que se alejan de mis expectativas, que para ser sincera, suelen ser mayoría absoluta. ¿Ingenua, inocente, imaginativa, idealista? ¿O sencillamente una persona que se evade en ocasiones de la realidad porque no quiero sufrir y me es más fácil echarme a soñar? No lo sé, yo soy así en todas y cada una de las adjetivaciones…

Ahora mismo, estoy tan llena de preguntas y me da tantísimo miedo buscarles una posible respuesta. ¿Lo peor qué es? El reconcome de mi cabeza, que no para de darle vueltas a lo que me inquieta…Percibo que el miedo a sufrir es lo que se esconde tras de ellas, pero lo único que me queda es sonreírle a la vida y esperar que sea ella la que me presente las respuestas, que afrontaré  sean cuales sean las estrañas aventuras que el destino me tiene preparadas. Porque hay algo que no he dicho de mí, sí que soy  dubitativa y temerosa, pero también soy temeraria, y una vez que consigo la suficiente entereza para soltarme, no hay circunstancia que me batan.

 

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