Trazado de mapas emocionales

Cuento los días para ir a Londres. Una de mis partes favoritas cuando tengo previsto un viaje son los días antes, ir cerrando mentalmente la maleta (porque físicamente, es imposible que no esté abierta hasta veinte minutos antes de marcharme… jajajaja!), qué visitar y dónde ir, recabar

¡Yo también quiero ir a Coachella!

Ya basta de it girls que nos deleitan con sus outfits escogidos via Instagram, de las bloggers de alta alcurnia que pasean su estilo Boho Chic de piscina en piscina y de las celebrites internacionales a las que les falta tiempo para enseñar el

Carpe Diezmando

No puedo no creer en las señales porque se reafirman en cada tontería de mi día a día. Abro Spotify y suena Summertime Sadness de Lana del Rey, y pienso en todo el caos que resultó ser mi pasado verano y cuán triste estuve todo ese tiempo en el que no recordaba lo que era sonreir hasta que una noche otoñal

Así sí

Estaba yo este mediodía sumida en una de mis habituales crisis existenciales recordando lo bien que estaba yo en la facultad, cuando mis preocupaciones más relevantes eran no dejar de llevar hojas para las clases de Opinión Pública (y yo considerándola asignatura hueso de mi carrera, ¡si lo más hardcore del Periodismo es la inserción laboral!), ir repasando mentalmente mi armario un martes para saber qué me pondría para

Fashion is not a luxury, it’s a right

Me parece increíble no haber hablado ni una sola vez en el blog de una de mis mayores pasiones, la moda. Aunque todo sea dicho, tampoco es que este verano haya estado muy marcado por la gran cantidad de posts publicados, ya que escribir es mi debilidad, si no que más bien han brillado por su ausencia.