Quién me entienda, que me compre…

Una vez, en mis años de bachillerato, una profesora a la que admiro mucho me dijo: “Marta, tú ets mig racional, mig sentiment». Creo que no pudo definirme mejor. La duda perenne, mi ambigüedad, va entrelazada a mi ADN, quizás por eso soy tan aficionada a hacer preguntas pero le temo mucho a las respuestas. ¿Qué clase de periodista voy a ser si parece que me da miedo la verdad?

Hold me tight

Escucho de fondo a Marlango mientras trato de amenizar mis días de este gris julio. La música amansa a las fieras y reconozco que, aunque intento hacer de la serenidad mi targeta de bienvenida, noto el revuelo de mis neuronas trabajando para crear puentes entre idea e idea. ¿Qué me pasa?, me planteo,

Siempre le he dado una terrible importancia a mis sueños, quizás por eso entre mi lista intransferible de bestsellers está mi libro de interpretación de los mismos. Despiertas tras el estado de ensoñación y ahí entran en acción las percepciones de haber vivido algo que no recuerdas del todo, hasta que un flash certero inunda tu mente con la visión, el sueño. Llamadme supersticiosa o sencillamente algo lunática, pero cuando esto me ocurre, siento que vuelven a mí señales que estando atenta no pude descifrar y que, mientras dormía, mi cabeza vuelve a poner en circulación para que a la segunda, vaya la vencida.